Jesús Riaño

Osasuna se tiene que olvidar del Villarreal, del último partido, y pensar sólo en el de este domingo, en el de Getafe. Cuando hay que conseguir el punto de la permanencia es en el Alfonso Pérez y no en el Reyno de Navarra. La afición rojilla se merece tener una tarde tranquila, aunque sea la última.

Partía como el cuarto delantero de Osasuna, o hasta el quinto si metemos en el saco a Masoud, pero ha pasado a ser el primero, y a ver quien lo discute. Kike Sola ha sido la gran revelación de la última parte de la temporada de Osasuna.

Hace bien poco todo el mundo en Osasuna firmaba por tener que jugarse la permanencia en la última jornada ante el Villarreal. Y se miraba con mucho interés lo que hacía el cuadro del Madrigal para que pudiera llegar a Pamplona con un puesto asegurado en la Champions. Sin jugarse nada.

Hay quienes piensan que un punto en la Romareda sería bueno para Osasuna y que hay que ir a por él. Pero que los jugadores pensaran en ello cuando salgan al terreno de juego podía ser un error que ya se pagó muy caro en el Molinón donde se pensó más en empatar que en conseguir la victoria. Y así les fue.

Cuarto acto de los enfrentamientos entre Barça y Real Madrid el de este martes en el Camp Nou. Y nada menos que estar en la final de la Champions en juego. Con un Mourinho que tras el encuentro de ida está calramente a favoer del cuadro azulgrana tras el 0-2 de la ida.

"Ahora, además de ganarle al Valencia hay que rezar", nos decía un seguidor rojillo esta tarde. Y la frase la pronunciaba tras la victoria del Zaragoza en el Bernabéu y cuando aún campeaba el 0-1 en el marcador de Anoeta.

"Primero vamos a ganarle al Valencia y después ya rezaremos", apostillaba un miembro destacado del club rojillo cuando le comentamos la primera frase y ya tras haber ganado los donostiarras a los azulgrana.

Mientras tenemos a Osasuna peleando por eludir el descenso nos encontramos con otro equipo navarro, el Grupo Iruña Navarra, que a partir de este viernes va a iniciar el play off de ascenso a la ACB. Una tarea al filo de lo imposible pero que es un hecho histórico para el baloncesto navarro.

Si antes de disputarse el encuentro de la Romareda había miedo en Osasuna y el osasunismo al descenso tras el el triunfo de los maños el peligro ha aumentado de modo considerable. Porque no es sólo que Osasuna haya perdido su colchón sobre el infierno clasificatorio, sino que se ha metido en él.

Veremos lo que pasa después durante el partido, pero está claro que en estos momentos Osasuna no existe para el Barça. La única obsesión que hay en el equipo catalán es la de tomarse la revancha el próximo miércoles contra el Real Madrid tras la derrota sufrida frente al Real Madrid. Y es lo que hay que aprovechar.